De la Guía práctica de los Padres de la Iglesia de Hamman tomamos estos párrafos referidos a san Ignacio de San Ignacio de Antioquía, de quien publicamos sus 7 cartas.
"San Ignacio es obispo de Antioquía en los comienzos del siglo segundo, en el momento en que la Iglesia cumple cincuenta años de existencia. es sin duda, junto con el Papa Clemente de Roma, el primer escritor de la Iglesia, venido del paganismo, preparado por los filósofos griegos. Al expresar el más puro amor a Cristo, la lengua y el pensamiento griegos reciben su consagración suprema. Sirven en adelante a una Señor nuevo, que ha bautizado con su sangre el mundo gentil con todos sus valores auténticos.
La Iglesia que gobierna el joven obispo es de origen estrictamente helénico. Es testigo del primer progreso de la evangelización. Desde finales del siglo primero los cristianos no se contentan con integrar las figuras relevantes, saben ponerlas al frente del timón. Ignacio hace que se enriquezcan con una personalidad de incomparable calidad.
En tiempo del emperador Trajano (85-117), Ignacio es arrestado, juzgado y condenado a las fieras. Toma el camino de los confesores de la fe y será ejecutado en Roma, que se reserva las víctimas de más prestigio.
Ignacio no tiene más pasión que la de imitar a Cristo. Es para seguirle perfectamente por lo que aspira al martirio y a dar su vida como El: perderlo todo para encontrar a Cristo: «Que nada visible o invisible me impidan alcanzar a Cristo. Que todos los tormentos del diablo caigan sobre mí, con tal de que yo llegue a Cristo... Es más glorioso para mí morir por Cristo que reinar hasta los confines de la tierra. A El es a quien yo busco, a ese Jesús que ha muerto por nosotros. A El es a quien yo quiero, a El que ha resucitado por causa nuestra. Ahora es el momento en el que comenzaré a vivir» (Carta a los Romanos 5,3; 6,1-2).
A todas las comunidades les recomienda la caridad. Esta palabra se repite como un estribillo, resume para él la fe que quema su corazón. La fe es el principio, la caridad, la perfección. «La unión de las dos es Dios mismo; las otras virtudes les acompañan para conducir al nombre a la perfección» (Carta a los Efesios 14)."